Trabajador humanitario de Médicos Sin Fronteras se recupera del Ébola

Guédéckou, Guinea © Julien Rey / MSF

El Dr. Craig Spencer es dado de alta del Centro Hospitalario de Bellevue de HHC de Nueva York.

Un médico de Médicos Sin Fronteras (MSF), que había resultado contagiado por el virus del Ébola ha sido dado de alta hoy del Centro Hospitalario de Bellevue de HHC de Nueva York. El Dr. Craig Spencer contrajo el virus mientras cumplía su misión en Guinea, en África occidental.

A raíz de la confirmación de los resultados de las pruebas realizadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), el equipo médico del Dr. Spencer determinó que ya no tiene el virus ni es contagioso. Fue internado el 23 de octubre de 2014, tras notificar al personal médico de MSF que tenía fiebre. Se informó de inmediato al Departamento de Salud e Higiene Mental de la Ciudad de Nueva York, y se ingresó al Dr. Spencer con celeridad en el Centro Hospitalario de Bellevue de HHC, donde los análisis de laboratorio confirmaron la infección por el virus del Ébola.

“Estamos inmensamente agradecidos porque Craig se recuperó del Ébola y expresamos un enorme reconocimiento por la atención excepcional que le brindó el equipo médico del Centro Hospitalario de Bellevue de HHC”, dijo Sophie Delaunay, directora de MSF de Estados Unidos. “La epidemia de Ébola sigue haciendo estragos en África occidental y requiere del compromiso ininterrumpido de los voluntarios médicos para combatirla. Enfrentar esta crisis exige un compromiso doble de los voluntarios médicos y de la ciudadanía. Al volver a casa, los profesionales de la salud deben vigilar diligentemente su estado de salud, como lo hizo Craig; mientras que la población no debe estigmatizar ni amenazar a estos voluntarios”, agregó.

Desde que el brote del Ébola en África Occidental se declarara oficialmente el 22 de marzo en Guinea, éste se ha cobrado 5.408 vidas e infectado a 13.592 personas en la región. El brote es el más grande ocurrido hasta ahora y afecta a cuatro países en África Occidental: Guinea, Liberia, Sierra Leona y Malí.

MSF gestiona seis centros para pacientes de Ébola y proporciona aproximadamente 600 camas en aislamiento. Desde que empezara el brote, MSF ha enviado más de 700 trabajadores humanitarios internacionales a la región y ha atendido a más de 5.600 pacientes; entre los cuales se confirmó que alrededor de 3.500 tenían Ébola. En estos centros han sobrevivido y han sido dados de alta más de 1.400 pacientes. Además de brindar atención médica, los equipos de MSF capacitan a personal de salud, apoyan los trabajos de control de la infección, localizan a las personas con quienes se tuvo contacto, realizan vigilancia epidemiológica, distribuyen botiquines de protección domiciliaria y garantizan entierros seguros.

MSF también ha empezado a distribuir en gran escala tratamientos contra la malaria a aproximadamente 300.000 personas en Liberia. El objetivo es reducir la morbilidad y mortalidad en las zonas más pobres y con mayor densidad demográfica de Monrovia —donde el acceso a la atención médica ya era muy limitado—; así como el riesgo de que las personas se infecten con el virus del Ébola en los centros de salud.

Cada vez que un miembro del personal de MSF se infecta con el virus se lleva a cabo una investigación completa. De ser necesario, se modifican los protocolos de seguridad médica de MSF. Hasta el momento, se ha constatado que la gran mayoría de las infecciones del personal se han producido en la comunidad. La investigación sobre la infección del Dr. Spencer está actualmente en curso.

Declaración del doctor Craig Spencer tras sobrevivir al Ébola
«Hola, mi nombre es Craig Spencer. Soy médico y trabajador humanitario de Médicos Sin Fronteras (MSF). Me enorgullece estar en las filas de MSF junto a más 3.300 trabajadores humanitarios que responden al brote del Ébola en África Occidental.

En primer lugar, quiero expresar mi agradecimiento al equipo médico del Centro Hospitalario de Bellevue de HHC (Health and Hospitals Corporation) por la formidable atención y el apoyo que me han brindado para sobrevivir a este virus. Desde que ingresé el 23 de octubre, recibí un nivel excepcional de tratamiento médico, apoyo y estímulo por parte del equipo médico y administrativo en general. En particular, agradezco a la Dra. Laura Evans quien me atendió desde que llegué y ha estado conmigo todos los días. Hoy estoy sano y ya no soy contagioso.

Mi recuperación del Ébola habla de la eficacia de los protocolos en vigor en el momento de mi infección para el personal de salud que regresa de África occidental. Soy el ejemplo vivo de cómo funcionan esos protocolos, y de cómo la detección temprana y el aislamiento son fundamentales no sólo para sobrevivir al Ébola sino para asegurar que tampoco se transmita a otros.

Aunque mi caso ha captado la atención internacional, es importante recordar que mi infección representa apenas una fracción de los más de 13.000 casos reportados a la fecha en África occcidental, el centro del brote, donde está destrozando a las familias y destruyendo a las comunidades. Por esta razón me ofrecí para ir a Guinea con MSF. Trabajé durante más de cinco semanas en el centro para el tratamiento del Ébola en Guéckédou, donde se originó el brote.

Durante ese tiempo, lloraba cuando sostenía a niños que no eran lo suficientemente fuertes para sobrevivir al virus; pero también experimentaba una alegría inmensa cuando se curaban los pacientes que atendía, cuando les dábamos de alta y me invitaban con su familia como si fuera un hermano. No había pasado una semana tras mi diagnóstico y muchos de esos mismos pacientes llamaron a mi teléfono personal para desearme que estuviera bien y preguntarme si podían contribuir de alguna manera a mi cuidado. Por más increíble que parezca, veía a mis colegas guineanos —que habían estado al frente desde el primer día y habían visto morir a familiares y amigos— cómo seguían luchando para salvar a sus comunidades con tanta compasión y dignidad. Ellos son los héroes de los que no hablamos.

Por favor, concentremos de nuevo nuestra atención en África occidental y asegurémonos que los voluntarios médicos y otros trabajadores humanitarios no se enfrenten la estigmatización ni las amenazas al volver a casa. Es necesario apoyar a los voluntarios para ayudar a combatir este brote en su origen.

Agradezco inmensamente todo el aliento que he recibido de mi familia, de muchísimos amigos y de gente totalmente desconocida durante las últimas semanas. Además, me gustaría agradecer a mi alma máter, el Centro Médico de la Universidad de Columbia, en particular al jefe de Urgencias, el Dr. Joseph Underwood, por el apoyo sin precedentes que recibí.

Por último, expreso públicamente mi más profundo reconocimiento a Médicos sin Fronteras. No puedo si no hablar de lo mucho que me han ayudado a lidiar con estos momentos difíciles para mí y para mi familia.

Finalmente, agradezco de antemano a los medios de comunicación por respetar mi derecho y el de mi familia a la privacidad. Después de esta declaración, no haré más comentarios públicos; y les insto a centrar su atención en donde se necesita con mayor urgencia: en África occidental, el origen del brote de Ébola.

Gracias».

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