Desde enero de 2017, han llegado a Uganda más de 230.000 sudaneses del Sur, huyendo de la escalada de violencia generada por varios grupos armados de la región ecuatorial, y todos necesitan ayuda humanitaria inmediata.
Las infraestructuras civiles, zonas residenciales y estructuras médicas se encuentran continuamente bajo fuego. La guerra en Ucrania provoca que la vida de cientos de civiles y miembros del personal médico está en riesgo a cada momento.
Su vida no es fácil: miles de migrantes se ven obligados a vivir sin acceso a agua potable y alcantarillado. A esto se suma el trabajo precarizado y la dificultad para acceder a servicios de salud más allá de las urgencias, los partos y la vacunación. Estas son algunas historias de una tragedia silenciosa.
La tasa de mortalidad se multiplicó por veinte tras el inicio del conflicto en Sudán y alcanzó su cuota máxima en junio. Llevamos adelante un estudio que refleja los ataques y el maltrato étnico que recibieron las personas refugiadas en Darfur Occidental.
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