Mediterráneo central: las cifras de muertos se disparan mientras la UE bloquea la asistencia humanitaria

Foto de archivo, 2017.Albert Masias/MSF

En el último mes, 600 personas murieron o desapareceron, supuestamente ahogadas. Mientras, los líderes europeos decidieron evitar a toda costa que los hombres, mujeres y niños que huyen de Libia lleguen a Europa. Es indignante e inaceptable.

En las últimas cuatro semanas, más de 600 personas, entre las que había muchos bebés y niños pequeñosmuerieron o desaparecieron, presuntamente ahogadas, al intentar cruzar el Mediterráneo central. Estas tragedias, que representan la mitad de todas las muertes que se produjeron durante lo que llevamos de 2018, tuvieron lugar en un momento en el que la presencia de las embarcaciones de rescate de las ONG se redujo hasta desaparecer por completo.

Hace un mes, las autoridades italianas denegaron el permiso para que el barco de búsqueda y salvamento Aquarius, que operamos en colaboración con SOS MEDITERRANEE, desembarcara a 630 personas rescatadas en el mar. Tras este episodio, otros navíos de rescate de otras ONG sufrieron también los bloqueos y obstrucciones promovidos por varios países europeos.

«Las decisiones políticas que se tomaron durante las últimas semanas en Europa tuvieron consecuencias mortales. Los líderes europeos decidieron dejar que hombres, mujeres y niños se ahoguen en el mar Mediterráneo. Y lo hicieron a sangre fría. Esto es indignante e inaceptable«, afirma Karline Kleijer, nuestra directora de emergencias. «En lugar de seguir obstruyendo deliberadamente la provisión de ayuda médico-humanitaria que dispensamos, en lugar de seguir impidiendo que salvemos la vida a personas que están en peligro de ahogarse, lo que tienen que hacer los gobiernos europeos es poner en marcha operaciones de búsqueda y rescate, de una manera proactiva y específica, en el Mediterráneo central».

Los políticos europeos acusaron en innumerables ocasiones a los barcos de rescate de las ONG que operan en aguas internacionales entre Malta, Italia y Libia de constituir un efecto llamada. Sin embargo, los acontecimientos de las últimas semanas demuestran, una vez, más que miles de personas desesperadas siguen tratando de huir de Libia, independientemente de que haya o no embarcaciones de rescate en el mar. La violencia, la pobreza y la guerra son los motivos que empujan a todas estas personas a arriesgar sus vidas y las de sus hijos, no el hecho de que haya buques de salvamento para tratar de salvarles.

Los gobiernos europeos son plenamente conscientes de los altísimos niveles de violencia y explotación que sufren los refugiados, los solicitantes de asilo y los migrantes en Libia, pero están decididos a evitar a toda costa que lleguen a Europa. Una parte clave de la estrategia para sellar el Mediterráneo es equipar, entrenar y apoyar a la Guardia Costera libia para que intercepten a estas personas en el mar y las devuelvan a Libia.

Sin embargo, los barcos que no son de bandera libia tienen un impedimento legal para devolver las personas rescatadas a ese país, ya que Libia no es reconocido como un lugar seguro para ellas. De acuerdo con las leyes internacionales y marítimas, todos los rescatados deben ser llevados a un puerto seguro. Y Libia no es este lugar.

Además, los guardacostas libios, apoyados por la UE, interceptaron a unas 10.000 personas en lo que va de año y las llevaron a centros de detención en Libia, a sabiendas de las terribles consecuencias que esto tiene para el bienestar y la vida de estas personas. Dejar que la Guardia Costera libia asuma toda la responsabilidad de las operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo se traducirá, inevitablemente, en más muertes y más sufrimiento.

A medida que se acerca el tradicional pico anual de intentos de cruzar el Mediterráneo, salvar vidas debería de ser la prioridad más urgente.

Los traficantes sin escrúpulos, que no tienen consideración alguna por las vidas que están poniendo en riesgo, continúan subiendo a miles de personas en embarcaciones frágiles y no aptas para la navegación.

Es necesario que se establezca un sistema operativo con recursos capaz de salvar vidas humanas. Mientras esto no exista, los barcos de rescate de las ONG tienen un papel vital que desempeñar, ayudando a las personas que están en peligro en el mar y evitando la pérdida innecesaria de vidas. Las ONG deben tener la libertad de utilizar los puertos seguros más cercanos para las operaciones de rescate, incluida la posibilidad de desembarcar a las personas rescatadas y el reabastecimiento de los buques.

«La decisión de cerrar los puertos a las personas rescatadas en el mar por las ONG y la situación de confusión total que se ha creado en el Mediterráneo central llevó a que se produzca una mortalidad aún mayor en el cruce marítimo más letal del mundo», explica Sophie Beau, vicepresidenta de SOS MEDITERRANEE.

«La responsabilidad de estas muertes recae sobre la conciencia de Europa. Los gobiernos europeos deben reaccionar inmediatamente y garantizar que se respeten plenamente las leyes marítimas y humanitarias internacionales en las que se enmarca la obligación de rescatar a las personas cuyas vidas están en peligro en el mar».

Algunos apuntes:

  • Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en las últimas 4 semanas, más de 600 personas, entre las que había muchos bebés y niños pequeños, murieron o desaparecieron, presuntamente ahogadas, al intentar cruzar el Mediterráneo central.
  • De los 600 fallecidos y desaparecidos, al menos 410 tuvieron lugar en aguas internacionales entre Malta, Italia y Libia.
  • El Aquarius está actualmente atracado en el puerto de Marsella y tiene planeado regresar a la zona de rescate a finales de julio. 
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