Los líderes mundiales deben llegar a compromisos valientes en la primera cumbre de Naciones Unidas sobre tuberculosis

Nischaya, una paciente con TB-XDR, en su hogar en la región Ambedkar Nagar de Mumbai, estudiando para sus exámenes. A un lado de su cama, su padre ordena su caja con medicamentos para la tuberculosis.Atul Loke/Panos Pictures

Las nuevas cifras mundiales de tuberculosis publicadas la semana pasada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que la respuesta a la enfermedad infecciosa más mortífera del mundo sigue siendo pobre y lenta. Es urgente aumentar las nuevas herramientas disponibles hoy y desarrollar una cura rápida, segura y simple para la tuberculosis.

Coincidiendo con la primera cumbre sobre tuberculosis de Naciones Unidas que se celebra en Nueva York esta semana y en la que participan líderes mundiales, instamos a los Gobiernos a salvar más vidas mediante el aumento, hoy, de los tratamientos y las pruebas diagnósticas y a establecer compromisos reales para desarrollar herramientas más efectivas y fáciles de usar para vencer a la enfermedad mañana.

Las nuevas cifras mundiales de tuberculosis publicadas la semana pasada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que la respuesta a la enfermedad infecciosa más mortífera del mundo sigue siendo pobre y lenta. El resultado: la pérdida de 1,6 millones de vidas en 2017 y 10 millones de personas desarrollando la enfermedad en ese mismo periodo.

El infra diagnóstico y el infra registro de los casos de tuberculosis siguen siendo los principales retos: más de una tercera parte de los enfermos de tuberculosis permanecen sin diagnosticar, año tras año, durante los últimos siete años.

Una de las razones fundamentales de este abismal informe es que los gobiernos tardan en aumentar las pruebas de tuberculosis y las herramientas de tratamiento disponibles en la actualidad. Por ejemplo, en 2013 la OMS primero recomendó el uso de la bedaquilina, un fármaco oral más nuevo, para el tratamiento de la tuberculosis resistente a los medicamentos. Sin embargo, la adopción de la bedaquilina y de otros fármacos más nuevos sigue siendo muy lenta. En 2017 estos estaban fuera del alcance para casi el 90% de las personas que podrían haberse beneficiado de ellos en 2017.

Dado que la OMS recomendó que la bedaquilina fuera empleada como la columna vertebral del tratamiento para todas las personas con tuberculosis multirresistente, en lugar de medicamentos que deben inyectarse, los gobiernos deben actuar rápidamente para aumentar el acceso a regímenes de tratamiento más seguros y efectivos sin inyección.

«Hemos visto demasiadas muertes dolorosas y sin sentido en los países en los que trabajamos, porque las personas todavía no tienen acceso a los mejores análisis y tratamientos de tuberculosis disponibles. Estos son más efectivos y causan menos efectos secundarios graves», explica Gabriella Ferlazzo, asesora de tuberculosis y VIH en MSF.

«Mañana 26 de septiembre, los líderes mundiales tienen una oportunidad histórica de cambiar el rumbo de la epidemia mundial de tuberculosis al asumir compromisos firmes para aumentar rápidamente los diagnósticos y tratamientos».

Durante décadas, ha habido una infra financiación crónica en materia de investigación y desarrollo (I+D) para pruebas y medicamentos contra la tuberculosis. La mayoría de las herramientas disponibles para tratar la enfermedad no han cambiado mucho desde la década de 1940, y solo se han desarrollado dos nuevos medicamentos en los últimos cincuenta años.

En la actualidad, solo una de cada cuatro personas con tuberculosis multirresistente (TB-MDR) son diagnosticadas y tratadas adecuadamente.

Las personas «lo suficientemente afortunadas» para comenzar el tratamiento deben someterse a un proceso doloroso de dos años, que implica cerca de 170 inyecciones y más de 12.000 pastillas y que pueden causar efectos secundarios graves como sordera, psicosis e incluso suicidio. Las tasas de curación para esta forma de tuberculosis son muy bajas: solo el 55% de las personas que reciben tratamiento se curan.

Si bien hay varias herramientas nuevas disponibles hoy, como la bedaquilina, todavía no existe una cura factible y rápida. Para cambiar significativamente la tendencia de la epidemia, deben desarrollarse con urgencia tratamientos mejorados, pruebas de diagnóstico rápidas y simples, y vacunas efectivas tanto para adultos como para niños.

«¿Cómo es posible que hace más de 60 años conseguimos enviar a seres humanos a la luna y al punto más profundo del océano y, sin embargo, las personas afectadas por una de las enfermedades más antiguas de la historia de la humanidad siguen sufriendo y muriendo porque no hemos podido encontrar una cura rápida, segura y simple para la tuberculosis?», se lamenta Sharonann Lynch, asesora sobre VIH y tuberculosis de la Campaña de Acceso de MSF.

«Todo lo que se necesitaría para tener un tratamiento más rápido, seguro y simple es que los gobiernos conviertan esta búsqueda en una prioridad política.»

«Los líderes mundiales deben mostrar esta semana valentía y asumir la responsabilidad colectiva de luchar contra esta emergencia de salud global, de modo que no sigamos perdiendo a una persona a causa de la tuberculosis cada 18 segundos».

A pesar de los inmensos desafíos que plantea la tuberculosis, los compromisos de los gobiernos para apoyar e intensificar la I+D han sido extremadamente insuficientes, con un déficit de financiación estimado de 1.1000 millones de euros cada año. Los gobiernos deben incrementar la financiación, movilizar a la comunidad investigadora y apoyar nuevos modelos de investigación colaborativa.

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