Por historias como estas tres vale la pena todo nuestro trabajo en urgencias pediátricas en Guinea Bissau

Raul Manarte/MSF

Amadou, Janu y la bebé de Sadjo llegaron en estado grave a las unidades de urgencias pediátricas y cuidados intensivos apoyadas por Médicos Sin Fronteras (MSF) en el Hospital Nacional Simão Mendes en Bissau. Hoy están fuera de peligro y se preparan para volver a casa.

Estas tres historias de fortaleza y recuperación nos llenan de esperanza: todo el trabajo intenso vale la pena. Para otros niños que llegan con patologías en estado avanzado o demasiado tarde al hospital, y el resultado es a veces menos afortunado. Una dura realidad propia de las unidades de urgencias y cuidados intensivos, contra la cual los equipos médicos de Médicos Sin Fronteras (MSF) y del Ministerio de Salud de Guinea Bissau luchan a diario con fervor. Gracias a los conocimientos y el compromiso de todo el equipo médico del hospital la mayoría de las veces la vida sigue adelante.​

La bebé de Sadjo, 13 días

Sadjo dio a luz por cesárea a una niña en la maternidad del hospital nacional. El mismo día, la bebé fue trasladada a la unidad de cuidados intensivos neonatales por una dificultad respiratoria grave. Los equipos médicos de MSF sospechaban de una sepsis, una infección grave y generalizada causada por la absorción de líquido amniótico meconial (infectado con meconio, la primera deposición del feto).

Después de 3 días de observación, su estado de salud no mejoró: seguía presentando fiebre, hinchazón de las piernas y espasmos. Gracias a una punción lumbar se diagnosticó una infección del sistema nervioso y se prescribió el tratamiento antibiótico apropiado. ​Su salud mejora día a día. Sadjo espera poder salir pronto para finalmente elegir un bonito nombre para su hija.

Amadou, 5 meses

“El pequeño tenía fiebre y le costaba respirar cada vez más”, explica el padre de Amadou. “Con cada inspiración su caja torácica se hundía”. Amadou, que padecía una bronquiolitis causada por una infección viral aguda que suele afectar a bebés de 2 a 8 meses, fue atendido en urgencias pediátricas y llevado a la sala de observación. Como su dificultad respiratoria era particularmente fuerte, había que trasladarlo a la unidad de cuidados intensivos pediátricos o a la unidad de hospitalización pediátrica.

Debido a la falta de espacio en la primera sala y a la falta de equipo de oxigenoterapia en la segunda, se le mantuvo de forma excepcional durante cuatro días en la sala de observación, en lugar de las 24 horas habituales. Se le ha mantenido con oxígeno, ha seguido comiendo y por ahora no sufrió ninguna otra complicación.

Janu, 4 años

“Dejó de comer, lloraba mucho y se quejaba de un dolor en el pecho, como si la hubiera atravesado un cuchillo”, dice la abuela de Janu. Su nieta tenía una neumonía grave con un derrame pleural significativo, que puede ser letal si no se trata. Después de una consulta inicial en un hospital de la ciudad, la niña fue derivada a la pediatría del Hospital Nacional Simão Mendes.

Ya bajo la atención de los equipos de MSF, se colocó un drenaje para permitir la evacuación del líquido, acompañado de un tratamiento para tratar la neumonía. Después de 15 días en la unidad de cuidados intensivos pediátrica, Janu fue trasladada a la unidad de hospitalización pediátrica, gestionada por el Ministerio de Salud, desde donde pronto recibirá el alta.

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