Luego de casi cuatro años de presencia en Panamá, Médicos Sin Fronteras (MSF) concluyó actividades médico-humanitarias en el país, enfocadas principalmente en la atención a personas migrantes en tránsito hacia Norteamérica. El cierre se produce debido a la significativa disminución del flujo migratorio como resultado de los cambios en las políticas regionales.
“Llegamos a Panamá en 2021 luego de que migrantes atendidos en México nos hablaran de las extremas dificultades que vivían en la selva del Darién, y entre 2022 y 2024 atendimos el mayor pico de migrantes en la historia reciente del país. Ante la disminución del tránsito hemos decidido concluir nuestra intervención, pero continuamos monitoreando la migración en la región para dar apoyo si surgen necesidades críticas”.
Altair Saavedra, coordinadora médica en Panamá.
Desde abril de 2021 hasta agosto de 2025, los equipos de MSF realizaron 163.000 consultas médicas y 8.100 consultas de salud mental. Dentro de estas atendimos a 1.955 sobrevivientes de violencia sexual.
La disminución del flujo migratorio

El número de personas que migraban a través del Tapón del Darién —la selva fronteriza entre Colombia y Panamá— en su ruta hacia Estados Unidos comenzó a disminuir considerablemente en julio de 2024 debido al reforzamiento de la seguridad fronteriza y la incertidumbre política en Venezuela. Esta tendencia se intensificó tras la llegada de Donald Trump al poder en Estados Unidos el 20 de enero de 2025, cuyo Gobierno suspendió los principales programas de asilo y refugio entre otras medidas restrictivas.
Mientras que entre 2021 y 2024 1.2 millones de personas de decenas de nacionalidades distintas cruzaron el Tapón del Darién, entre enero y agosto de 2025 solo 2.941 migrantes lo hicieron, según el Servicio Nacional de Migración de Panamá.
Durante estos cuatro años, los equipos de MSF ajustaron su ubicación y respuesta a los cambios en las rutas y las decisiones de las autoridades respecto a la crisis migratoria. MSF alternó su presencia entre las dos comunidades indígenas de acogida, Bajo Chiquito y Canaán Membrillo, y en las dos Estaciones Temporales de Recepción Migratoria (ETRM) establecidas por el Gobierno Panameño.
“En estos cuatro años, vimos llegar a cientos de miles de personas exhaustas y muy afectadas tras cruzar la selva, en donde además de los riesgos derivados de la geografía, sufrían violencia por parte de personas armadas: robos, secuestros y violencia sexual”
Altair Saavedra, coordinadora médica en Panamá.
Entre marzo y octubre de 2024, MSF se vio obligada a suspender actividades en el Darién debido a la no renovación del convenio de colaboración con el Ministerio de Salud panameño. A partir del 2 de octubre MSF trabajó en el país bajo la modalidad de giras médicas trimestrales para brindar asistencia a los migrantes en tránsito, así como a la población local.
Respuesta humanitaria al flujo inverso

Entre febrero y mayo, MSF trabajó en la ETRM de San Vicente, donde estuvieron concentradas decenas de personas de diferentes países, en su mayoría deportadas desde Estados Unidos, con foco en la provisión de atención psicológica. En junio de 2025, tras el cierre de la ruta a través del Darién, MSF lanzó una respuesta de emergencia durante tres meses en la provincia de Colón para asistir a migrantes en flujo inverso procedentes de Norteamérica, fundamentalmente venezolanos, que ponían rumbo hacia Sudamérica por vía marítima.
“En las comunidades de Miramar y Palenque evidenciamos que el agua estaba muy contaminada, por lo que los migrantes pasaban hasta tres días sin hidratación; pasaban la noche al aire libre en los portales de las casas de las comunidades y tenían muchas dificultades para conseguir el dinero para continuar la ruta”
Derly Sánchez, psicóloga y coordinadora de las actividades en Colón.
Los equipos de MSF realizaron clínicas móviles e instalaron un tanque de agua potable en el puesto de salud de Palenque.

En esta región, la mayor afectación atendida eran síntomas de salud mental derivados de la incertidumbre ante el futuro y eventos de violencia que las personas migrantes habían vivido en distintos puntos de la ruta migratoria.
“Es muy doloroso ver que algunas personas han normalizado sufrir secuestros e incluso presenciar asesinatos. A veces las necesidades básicas eran tan urgentes que decían ‘me secuestraron y torturaron, pero ahora no tengo tiempo de hablar de esto porque necesito conseguir en dónde dormir’”
Derly Sánchez, psicóloga y coordinadora de las actividades en Colón.
MSF finalizó todas sus actividades en Panamá durante la primera semana de septiembre de 2025. “Reconocemos el esfuerzo coordinado con las autoridades y otras organizaciones humanitarias, que fue fundamental para garantizar el acceso a servicios de salud de calidad durante este período de crisis humanitaria”, asegura la coordinadora médica de MSF, Altair Saavedra.
Para más información sobre los cambios en el contexto migratorio en México y América Central, lee el informe ‘Rechazados’ publicado en agosto de 2025.