Irak: asistencia sanitaria para los refugiados sirios

A medida que el conflicto se intensifica en Siria, la población sigue huyendo hacia los países vecinos. Más de 50.000 sirios han encontrado refugio en Irak; 42.000 de ellos se han instalado en el Kurdistán iraquí, donde muchos viven en campos superpoblados. En el Kurdistán iraquí, cerca de la ciudad de Dohuk, se habilitó a […]

A medida que el conflicto se intensifica en Siria, la población sigue huyendo hacia los países vecinos. Más de 50.000 sirios han encontrado refugio en Irak; 42.000 de ellos se han instalado en el Kurdistán iraquí, donde muchos viven en campos superpoblados.

En el Kurdistán iraquí, cerca de la ciudad de Dohuk, se habilitó a principios de este año el campo de Domiz, que hoy da refugio a cerca de 15.000 sirios de origen kurdo.

En mayo de 2012, Médicos Sin Fronteras (MSF), en colaboración con el Departamento de Salud Pública de Dohuk, abrió un centro de atención primaria en el campo que funciona las 24 horas. Actualmente, MSF es el principal actor en materia de salud y ofrece consultas médicas, programas de salud mental y formación del personal en el propio campo. Los equipos de MSF han efectuado hasta ahora más de 20.500 consultas.

“Hasta junio, el campo de Domiz acogía a unas 2.000 personas. El campo funcionaba bien y los servicios prestados a los refugiados se ajustaban a las necesidades. Pero en agosto, la situación empeoró con la llegada masiva de nuevos refugiados. Con más de 1.000 personas cruzando cada día la frontera, el campo se ha llenado con gran rapidez y, a pesar de los esfuerzos de las autoridades, el nivel de asistencia resulta claramente insuficiente”, explica Anja Wolz, coordinadora de MSF en Dohuk.

Se han hecho esfuerzos significativos durante estos últimos meses para mejorar la situación antes de que empiece el invierno. No obstante, algunos refugiados, nada más llegar al campo de Domiz, deben compartir su tienda, las mantas, los colchones y la comida con otras familias.

“Llegué con mis hijos y tuve que dejar a mi marido y a dos de mis hijas en Siria”, explica una mujer que vive en el campo. “Caminamos durante más de seis horas hasta cruzar la frontera –añade–. Como todavía no disponemos de nuestra propia tienda, tenemos que compartir una con otra familia. Tengo un cálculo renal y es muy doloroso. Desde que llegamos aquí, he estado tendida sin moverme a causa del dolor. Tengo que someterme a una intervención quirúrgica para eliminar el cálculo renal. Aquí, además de padecer enfermedades sufrimos a causa de la difícil situación que hemos vivido”.

La mayoría de los refugiados del campo de Domiz han tenido que dejarlo todo atrás. Las autoridades kurdas han acordado conceder permisos de residencia de seis meses renovables. Esto les permite encontrar empleo, mayoritariamente como jornaleros. Los que viven aquí desde hace algún tiempo han empezado a construir ampliaciones de sus refugios o han abierto pequeños negocios en el campo.

Algunos refugiados no tienen ninguna noticia de su familia en Siria y son muchos quienes dicen haber perdido a un familiar a causa de la violencia.

“Durante las consultas, vemos a muchos pacientes que padecen trastornos psicológicos”, explica Anja Wolz, quien agrega: “En agosto, pusimos en marcha un programa de salud mental para dar apoyo psicológico a los refugiados”. De agosto a septiembre, los equipos llevaron a cabo más de 290 consultas psicológicas.

En los países vecinos a Siria, MSF ofrece atención sanitaria principalmente a los refugiados palestinos, sirios e iraquíes. Los equipos humanitarios están preparados para responder a las necesidades generadas por el conflicto sirio.
 

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