El COVID-19 no debe hacernos retroceder en la lucha contra la tuberculosis

Pedimos a los gobiernos y donantes que intensifiquen y aceleren las pruebas y el tratamiento de la tuberculosis (TB). En 2019, 10 millones de personas desarrollaron la enfermedad y 1.5 millones murieron a consecuencia de ella.

Ante la amenaza de que la pandemia por COVID-19 desvíe la respuesta mundial a la tuberculosis (TB), desde Médicos Sin Fronteras (MSF) pedimos a los gobiernos que aceleren las pruebas, el tratamiento y la prevención de la TB, y a los donantes que proporcionen el apoyo financiero necesario para garantizar un mayor acceso a los nuevos instrumentos médicos para diagnosticar y tratar a millones de personas con esta enfermedad mortal.

Un informe que publicamos junto a la Alianza Alto a la Tuberculosis (Stop TB Partnership-Step Up for TB), y para el que se encuestó a 37 países con alta carga de TB, muestra que las innovaciones médicas vitales están llegando a un número mucho menor de personas que las necesitan urgentemente, porque muchos países continúan sin alinear sus políticas nacionales con las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

«En lugar de dar un paso adelante en la lucha contra la tuberculosis, corremos el riesgo de retroceder debido a el COVID-19», asevera Sharonann Lynch, Asesora Senior de Políticas de Tuberculosis de nuestra Campaña de Acceso.

«No podemos enfatizar lo urgente que es ahora que los gobiernos y los donantes intensifiquen sus esfuerzos para que las innovaciones y herramientas médicas críticas lleguen a las personas con TB. Finalmente tenemos mejores medicamentos y pruebas para abordar y prevenir esta enfermedad extremadamente infecciosa pero curable, por lo que es alucinante e inaceptable que todavía no se utilicen para salvar el mayor número de vidas posible».

Al informar sobre el severo impacto de la pandemia por COVID-19 en los servicios para tratar la tuberculosis, la OMS reveló un fuerte descenso en el número de personas diagnosticadas. Además de la necesidad de ponerse al día para mantener la continuidad de los servicios de TB existentes, recomendó a los países adoptar e implementar mejores políticas y prácticas para realizar pruebas.

En la actualidad, los países continúan sin implementar políticas actualizadas para la realización de pruebas que pueden ayudar a llegar a casi tres millones de personas que aún no han sido atendidas. Como se destaca en el informe, un enorme 85% de los países encuestados todavía no utilizan la prueba urinaria LAM para la TB en los sitios de atención para el diagnóstico de rutina para la TB en personas que viven con VIH, como recomienda la OMS.

«Como médicos que trabajan en la primera línea de la epidemia de tuberculosis, es angustioso ver la lenta aceptación de la TB LAM en los programas nacionales de tratamiento, a pesar de que se ha comprobado que salva las vidas de las personas que viven con VIH», confiesa el Dr. Patrick Mangochi, nuestro coordinador médico adjunto en Malawi. «Los países deben intensificar el uso de la TB LAM como componente central de los servicios de pruebas, de lo contrario los retrasos en el diagnóstico de las personas con tuberculosis y su subsecuente inicio del tratamiento seguirán fallando a las personas con VIH que contraen la tuberculosis (TB)».

La tuberculosis sigue siendo la enfermedad infecciosa más mortal en el mundo: más de 10 millones de personas la contrajeron y 1.4 millones murieron a causa de esta enfermedad en 2019. Es necesario aplicar urgentemente las directrices de la OMS para minimizar el riesgo innecesario de la COVID-19 reduciendo las visitas a los centros de salud, pero sin interrumpir el tratamiento.

Los países deben tomar medidas inmediatas para aplicar políticas de TB centradas en las personas, incluyendo el inicio del tratamiento y seguimiento en los centros de atención primaria de salud.

Además, los programas nacionales de tratamiento deben priorizar el uso de regímenes de tratamientos totalmente orales para las personas con TB resistente a los medicamentos (TB-DR), que ya no incluyen los medicamentos tóxicos más antiguos que deben inyectarse y que causan graves efectos secundarios.

El informe encontró que sólo el 22% de los países encuestados permiten que el tratamiento y seguimiento para casos de TB se inicie y realice en un centro de atención médica primaria, en lugar de viajar a un hospital, por ejemplo, y que los medicamentos se tomen en casa. Además, el 39% no utiliza un régimen de tratamiento de corta duración totalmente oral y modificado, y el 28% de los países encuestados siguen utilizando medicamentos inyectables para tratar a niños con TB-DR.

«He pasado por un angustioso viaje al ser tratada con medicamentos que tienen insoportables efectos secundarios, y perdí uno de mis pulmones», relata Meera Yadav, superviviente de tuberculosis extremadamente resistente a los medicamentos (TB-XDR) en Mumbai, India.

«Finalmente, en 2016 pude acceder a los nuevos medicamentos contra la TB como parte del régime que me salvó la vida. No quiero que nadie más tenga que pasar por esta terrible experiencia. Con los nuevos medicamentos, ahora es posible brindar a las personas un tratamiento oral que puede curarlas. Las personas con TB ya no pueden ser excluidas de acceder a estas innovaciones, especialmente cuando tienen miedo de visitar los centros de tratamiento debido a la COVID-19″.

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