Atrapados en el peligro: los impactos humanitarios de la política «Quédate en México»

Reynosa, una ciudad en México con un alto nivel de inseguridad y sin capacidad para prestar asistencia humanitaria, se ha convertido irónicamente en un punto de tránsito forzado para miles de personas que buscan asilo en los Estados Unidos.MSF/Arlette Blanco

Desde Médicos Sin Fronteras denunciamos las consecuencias que provoca la política ‘Quédate en México’ implementada por Estados Unidos. «Los solicitantes de asilo son enviados de vuelta al peligro quedando en manos de los carteles que controlan las rutas migratorias en México», cuenta Sergio Martin, coordinador general de Médicos Sin Fronteras en el país. 

Un año después de que Estados Unidos implementara su política ‘Quédate en México’ (Remain in México), decenas de miles de solicitantes de asilo están atrapados en peligro en México, enfrentándose a la violencia diaria y lidiando con afectaciones en su salud mental, consecuencia del constante riesgo y la incertidumbre a la que se enfrentan.

«Los solicitantes de asilo son enviados de vuelta al peligro quedando en manos de los carteles que controlan las rutas migratorias en México», dijo Sergio Martin, coordinador general de MSF en México. 

“A pocos pasos de la frontera de Estados Unidos, en Matamoros, hay miles de solicitantes de asilo que viven en campos improvisados con acceso limitado a refugio o atención médica básica. En Nuevo Laredo, tenemos pacientes que no salen de las casas de refugio porque saben que pueden ser secuestrados, retenidos o asesinados«. 

Implementada en enero de 2019, ‘Quédate en México’, oficialmente llamada Protocolo de Protección de Migrantes (MPP) por el gobierno de los Estados Unidos, esta política obliga a los solicitantes de asilo a regresar a México para esperar sus procedimientos de asilo, dejándolos vulnerables ante los secuestros y la violencia. Aproximadamente 60.000 personas han sido devueltas a México debido al MPP. Médicos Sin Fronteras (MSF) está trabajando a lo largo de la ruta migratoria en México y en los puntos fronterizos de Nuevo Laredo, Matamoros, Mexicali y Reynosa. En estos puntos, la organización está presenciando las devastadoras consecuencias humanitarias del MPP y las nuevas normas que esencialmente terminan con el asilo en la frontera sur de los EE. UU.

Reynosa, una ciudad en México con un alto nivel de inseguridad y sin capacidad para prestar asistencia humanitaria, se ha convertido irónicamente en un punto de tránsito forzado para miles de personas que buscan asilo en los Estados Unidos.

Aproximadamente, el 80% o de los migrantes atendidos por los equipos de MSF en Nuevo Laredo durante los primeros nueve meses de 2019 reportaron haber sufrido al menos un incidente violento. Otro 43.7% de los pacientes dijeron haber sido víctimas de violencia durante los siete días previos a la consulta con los equipos de MSF. 

En septiembre de 2019, el 43% de los pacientes atendidos por MSF que fueron enviados a Nuevo Laredo a través del MPP habían sido secuestrados recientemente. El 12% de los pacientes reportaron haber sido víctimas de un intento fallido de secuestro. En octubre de 2019, el porcentaje de los pacientes de MSF en Nuevo Laredo a través de MPP que habían sido secuestrados aumentó al 75%. 

Estas cifras son únicamente de los proyectos de MSF y no capturan completamente el alcance masivo de la violencia que están enfrentando los migrantes. En Nuevo Laredo y Matamoros los pacientes de MSF están lidiando con ansiedad severa, depresión y estrés postraumático a causa del peligro y la incertidumbre de que los regresen a México.  

«Nuestros pacientes, que están estancados, viven en un limbo y miedo constante», explica Martin. «Están traumatizados y necesitan apoyo en salud mental». 

El MPP es solo una restricción en medio de una letanía de nuevas restricciones de asilo extremadamente dañinas promulgadas por los Estados Unidos en cooperación con los gobiernos de la región, que arriesgan la vida de las personas y las devuelven deliberadamente al peligro. En 2019, Estados Unidos negoció tratados de migración con los gobiernos de Guatemala, Honduras y El Salvador, que les permitirían devolver a los solicitantes de asilo a estos países. 

“Muchos de nuestros pacientes están escapando de niveles de violencia elevados en Guatemala, Honduras y El Salvador”, asevera Marcelo Fernández, coordinador regional de los proyectos de MSF en Centroamérica. “Es absurdo que EE. UU. envíe a las personas de regreso a los mismos países centroamericanos de los que están huyendo». 

Además de ser inseguros, estos países no cuentan con la infraestructura, los mecanismos de protección o los fondos necesarios para comenzar a recibir a los solicitantes de asilo. Hay información limitada sobre los términos exactos de estos acuerdos, cómo se implementarán o cuándo. 

«Las personas que vemos a lo largo de la ruta migratoria son conscientes de los peligros que enfrentarán en su camino, pero están desesperadas por escapar de la violencia y la pobreza en sus países e intentarán seguir buscando refugio en los Estados Unidos», aseveró Fernández. «A un año de la implementación del ‘Quédate en México’ (Remain in México), no hay dudas sobre el costo que ha tenido y los riesgos que genera para las personas extremadamente vulnerables. 

Estados Unidos debe poner fin a esta política cruel e inhumana que obliga a las personas a arriesgar sus vidas para buscar asilo».

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