Los ataques ocurridos el 3 de junio en Bosso, una localidad de la región de Diffa, han precipitado la huida de decenas de miles de personas. Para muchas de ellas, esta es la segunda vez que se ven obligadas a desplazarse por las acciones violentas asociadas al grupo Estado Islámico de la Provincia de África Occidental (ISWAP, por sus siglas en inglés), también conocido como Boko Haram.
Durante los primeros días que siguieron a los ataques, los habitantes de Bosso y sus alrededores partieron a pie en busca de un lugar donde refugiarse. Las condiciones meteorológicas de la región son extremas, con temperaturas que rozan los 45 °C.
La principal prioridad de las organizaciones humanitarias es localizar y asistir a las personas desplazadas. MSF y el resto de organizaciones presentes en Diffa han localizado tres grandes asentamientos donde se han instalado los desplazados: la aldea de Kintchandi y el asentamiento de Garin Wanzam (situados a 50 kilómetros al oeste de Bosso), y Diffa, la capital de la región, que se encuentra a 100 kilómetros de Bosso. Según las autoridades, tras los ataques han huido unas 40.000 personas.
Actividades en los tres principales asentamientos de desplazados
Desde el 7 de junio, MSF proporciona agua y atención médica a la población de Garin Wanzam y Kintchandi, donde residen varias decenas de miles de personas desplazadas, y realiza actividades similares en Diffa, donde según las autoridades residirían alrededor de 7.100 desplazados.
“La principal necesitad es el agua” explica Souleymane Ba, coordinador de las actividades de MSF en Garin Wanzam y Kintchandi. “Dos vehículos cargados con contenedores de 120 litros recorren los asentamientos, pero no es suficiente. Vamos a instalar balsas de agua en los tres asentamientos, que serán rellenadas constantemente a partir de pozos situados en otra localidad”. MSF también ha puesto en marcha dos clínicas móviles en los dos asentamientos, y apoya al centro de salud de Kintchandi, donde se realizan “un centenar de consultas al día, al principio la organización trataba a muchas personas por deshidratación”.
En Diffa, la mayor parte de los desplazados son recibidos por familias de acogida, mientras que un número menos significativo ha encontrado refugio en los colegios y en las tierras puestas a su disposición por los habitantes. “Las personas recién llegadas no tienen acceso a atención sanitaria gratuita, y necesitan agua, alimento y refugio”, explica Omari Mwinyi, coordinador de las actividades de MSF en la ciudad. MSF trabaja en dos centros de salud situados en las áreas donde reside un gran número de desplazados.
Queda mucho por hacer
“Nos preocupa que todavía existe un gran número de personas que no han sido localizadas y que no existe ninguna garantía de que estas personas permanezcan en el lugar en el que se encuentran actualmente. Los desplazados siguen en movimiento debido a la situación de inseguridad y para buscar medios de subsistencia. Deben decidir entre acudir a los asentamientos en los que hay ayuda humanitaria o buscar un lugar en el que puedan satisfacer sus propias necesidades, es decir, sus propios campos y aldeas”, relata Elmounzer Ag Jiddou, coordinador general de MSF en Níger. Resulta difícil prestar una ayuda adecuada a una población en movimiento. Por ejemplo, la construcción de letrinas requiere varias semanas de planificación, y la falta de higiene puede provocar enfermedades e incluso epidemias. Mientras tanto se aproxima la estación de lluvias, lo que podría agravar la situación debido a la acumulación de agua estancada insalubre y el aumento de los casos de malaria. “Se necesita una acción coordinada por parte de las organizaciones humanitarias y de las autoridades para que los refugiados puedan estabilizar su situación y podamos ayudarles de forma adecuada”.
Antes de los ataques de Bosso, la región de Diffa ya acogía a más de 240.000 desplazados que habían huido de las acciones violentas asociadas al grupo Estado Islámico de la provincia de África Occidental. Durante el mes de mayo, MSF ha realizado más de 16.500 consultas médicas en la región. La organización también presta asistencia en el centro de salud materno-infantil de Diffa, en el centro de salud de Ngarwa, en el campo de Assaga y en Chétimari (todos situados en el distrito de Diffa), así como en diversos centros de salud situados a lo largo de la orilla del lago Chad (en Bilabrim, Ngalewa y Nguigmi). Por motivos de seguridad, tras los ataques en Bosso MSF ha suspendido sus actividades en Yébi y Toumour, donde realizaba una media de 6.300 consultas al mes. En 2015, MSF realizó más de 142.000 consultas médicas