Chad: de una crisis alimentaria a otra

© Ricardo Garcia Vilanova

Con la atención internacional enfocada en la crisis de desplazados en la región del lago Chad, en el oeste de Chad, donde decenas de miles de personas siguen buscando refugio ante la violencia de Boko Haram, otra emergencia crónica continúa. Chad está al borde de una crisis de desnutrición, no sólo en la región del […]

Con la atención internacional enfocada en la crisis de desplazados en la región del lago Chad, en el oeste de Chad, donde decenas de miles de personas siguen buscando refugio ante la violencia de Boko Haram, otra emergencia crónica continúa. Chad está al borde de una crisis de desnutrición, no sólo en la región del lago, y no por primera vez. Se estima que 3,4 millones de personas carecen de acceso a alimentos, y que 495.000 niños en todo el país están en riesgo de sufrir desnutrición severa.*

Por cuarta vez en cinco años, los equipos médicos de Médicos Sin Fronteras (MSF) están respondiendo a una crisis nutricional en Bokoro, en la región Hadjer Lamis del centro de Chad. Desde julio, un equipo de emergencia de MSF ha tratado a más de 2.300 niños con desnutrición severa en el área.

MSF desplegó su respuesta a principios de junio tras descubrir que un alarmante número de niños en Bokoro estaban severamente desnutridos. Un equipo de MSF reportó que un 5,5% de los niños menores de 5 años sufrían desnutrición severa, más del doble del umbral de emergencia establecido, que es del 2%. El informe se realizó justo al inicio del periodo de escasez anual de Chad, que dura cinco meses y suele durar desde junio a finales de octubre.

“Los programas de nutrición terapéutica y asistencia médica para niños severamente desnutridos son esenciales, pero esto no es suficiente para detener a los cientos de miles de niños en todo Chad que caen repetidamente en alarmantes niveles de desnutrición,” dice Alberto Jodra, jefe de misión de MSF en Chad. “Se necesita hacer mucho más para abordar las múltiples causas estructurales de la desnutrición y para aliviar el sufrimiento que comunidades, como la de Bokoro, enfrentan al entrar una y otra vez en crisis alimentarias.

Los equipos de MSF han comenzado un programa de nutrición terapéutica para pacientes externos en diez clínicas del Ministerio de Salud del distrito de Bokoro. Desde julio, los equipos han tratado a 2.361 niños con desnutrición severa durante las consultas médicas semanales en los centros de salud, y los padres recogen suministros del medicamento terapéutico para que los niños continúen su tratamiento en casa. Mientras tanto, los niños desnutridos que presentan complicaciones médicas son transferidos a una sala de hospitalización instalada por MSF en el hospital del Ministerio de Salud en la ciudad de Bokoro, en donde hasta el momento 222 niños en situación crítica han recibido un tratamiento vital.

A pesar de que se han dado pasos esperanzadores a nivel nacional para abordar la desnutrición recurrente,

que hayamos lanzado una respuesta de emergencia en Bokoro por cuarta vez en cinco años muestra que existe una brecha crítica entre las políticas nacionales y la forma en que son puestas en práctica” dice Jodra.

Al localizarse en la zona sur más árida de Chad, la región del Sahel, el difícil clima de Bokoro provoca que las cosechas sean pequeñas y que haya poco pasto para los animales. Como resultado, la comida es escasa y los niños están en un gran riesgo de desarrollar desnutrición. Sin embargo, las complejas causas de la desnutrición en Chad van más allá de factores como el clima y la cosecha. Incluso fuera de la zona del Sahel perteneciente al país, en donde las condiciones climáticas son más tranquilas y hay más disponibilidad de comida, las comunidades tienen dificultades para consumir alimentos suficientemente nutritivos. En Am Timan, un área más fértil en la región Salamant, al sudeste de Chad, MSF ya ha tratado a más de 2.000 niños con desnutrición durante este año; la mitad de ellos fueron tratados de junio a septiembre.

Durante el periodo de escasez anual en Chad se agotan los suministros de alimentos de la cosecha anterior. Con la pobreza y el desempleo sumados a sus propias dificultades, las familias luchan por sobrevivir; y muchas se ven forzadas a limitar su ingesta alimentaria o a endeudarse para poder comer. Frecuentemente, se encuentran atrapados en un círculo vicioso en el que sus deudas se encargan de disminuir lo que esperaban ganar con su próxima cosecha. Este año, la inseguridad y la violencia a lo largo de las fronteras de Chad también han entorpecido el comercio, lo que ha afectado negativamente la frágil economía local y la disponibilidad de alimentos.

Los malos hábitos alimenticios de los niños, la poca higiene, los bajos niveles educativos y el acceso limitado al agua potable también juegan un papel importante en el aumento del riesgo de desnutrición. Por si fuera poco, el ineficiente sistema de salud, con muy pocos recursos financieros, personal y servicios disponibles para prevenir y tratar la desnutrición, también ponen en riesgo a las comunidades de sufrir emergencias nutricionales recurrentes.

Los niños menores de cinco años son los más vulnerables a sufrir desnutrición.

Esta debilita su sistema inmune, haciéndolos más susceptibles a contraer enfermedades, un riesgo que aumenta en países como Chad, en donde normalmente se ven brotes epidémicos ya que tienen un bajo porcentaje de vacunación. En general, en Bokoro un 29% de los niños severamente desnutridos que MSF trató entre julio y septiembre también tenían malaria, un 30% tenía diarrea y 15% presentaba infecciones del tracto respiratorio. Debido a esta vulnerabilidad ante otras enfermedades y al bajo porcentaje de vacunación, los equipos de MSF han vacunado a 1.114 niños en contra del sarampión como parte de su programa de nutrición.

Para noviembre, la brecha alimentaria deberá terminar, ya que la gente de Bokoro cosecha sus campos otra vez. Pero incluso después de la fase de emergencia de la respuesta, los problemas subyacentes que llevan a la escasez de alimentos y a la desnutrición seguirán persistiendo. Una vez que termine el punto más alto de la desnutrición, MSF seguirá en el área para ayudar a abordar los problemas en el sistema de salud, una causa clave de las recurrentes crisis alimentarias. Los equipos de MSF seguirán apoyando a los centros de salud distritales del Ministerio de Salud y llevarán a cabo actividades para prevenir la desnutrición. Sin embargo, el incremento de los esfuerzos internacionales y nacionales también es vital si se espera terminar con las recurrentes crisis de desnutrición en Chad.


MSF trabaja en Chad desde 1981 y actualmente administra programas médicos permantentes en Abéché, Am Timan, Massakory y Moissala. En marzo de 2015, MSF lanzó una respuesta de emergencia para personas desplazadas por la violencia de Boko Haram en la región del Lago de Chad. En la capital, N’djamena, MSF apoyó a los hospitales del Ministerio de Salud tras los ataques suicidas con bombas que se llevaron a cabo el 15 de junio y el 11 de julio de 2015. Desde abril de este año, MSF ha estado entrenando al personal del Ministerio de Salud para que sean capaces de manejar a una cantidad masiva de víctimas al incrementar su capacidad de respuesta a situaciones de emergencia.

*Fuente OCHA 

 

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